domingo, 2 de octubre de 2016

lunes, 7 de marzo de 2016

UN POCO DE HISTORIA

La Villa de Gascueña, está situada en las últimas estribaciones de la Sierra de Bascuñana, en el corazón de la Alcarria Conquense, ubicada en plena vertiente, a la parte norte de una vega rodeada semicircularmente de colinas y cerros denominados Oteros, por lo que al principio de su fundación se la conoció como “Gascueña de los Oteros”.
Esta vega presenta una perspectiva deliciosa; la disposición del núcleo urbano, en la falda del cerro de San Ginés, rodeado de oteros repletos de pinos, airosa y pintoresca entre lo accidentado del terreno, los copudos y elevados olmos y álamos que exteriormente la flanquean por el cauce de un arroyo y sus carreteras, sus fértiles huertos, unido esto a su cielo de un azul hermoso, hacen y forman un gran atractivo natural y un bello panorama.
Se han hallado restos prehistóricos en el cerro de San Ginés y a lo largo del arroyo de Gascueña, del paleolítico inferior. De la época árabe, se conservan los restos del Castillo de Preguezuelo.
Los orígenes históricos datan del verano de 1.243 en el que se produjo el primer asentamiento de soldados Gascones.
El ejército de Fernando III ‘El Santo’, al mando de su hijo el Infante Alfonso (Alfonso X de Castilla ‘El Sabio’) vuelve después de conquistar Murcia y ofrece estas tierras a los soldados Gascones que le acompañaban para que la repueblen en compensación a sus servicios, en las campañas contra los musulmanes.
El año 1.245 el Rey Fernando III ‘El Santo’, de camino a Cuenca, pernoctó con su regio acompañamiento en esta, que en aquellos tiempos se llamaba ‘Venta de los Gascones’, hospedándose en la ‘Casa de la Memoria’ llamada así desde entonces en virtud de este acontecimiento; en obsequio a la generosidad, lealtad y franqueza de sus habitantes, el Santo Rey la constituyó Villa, y en esta fecha tomo el nombre de Villa de Gascueña, y le concedió el privilegio de ’ exención de todo cargo, pecho y gabela no solo para los habitantes actuales, si no a cuantos vinieran después a residir aquí ’, de ahí que inmediatamente se anexionasen los villorrios de Medinilla, Preguezuelo, San Pedro, Los Villares, Montuenga y El Campillo, que la circundaban, formando así en poco tiempo una de las poblaciones mayores y más rica de la comarca.
En 1.351, reinando Pedro el Cruel, las Cortes de Valladolid anulan las Behetrías, los Privilegios y la condición de Villas, y por tanto Gascueña pasó a depender de Huete. Antiguamente en la entrada de las salas consistoriales, con letras doradas existía este lema: ‘No consienten nuestras Leyes, hidalgos, frailes ni bueyes’. Este lema daba a entender que en Gascueña, todos eran iguales, todos pagaban sus tributos sin excepción por nobles, eclesiásticos o hacendados.
El Rey Felipe II, en el año de 1.594 le devuelve la condición de Villa, independizándose así de la ciudad de Huete.
En Gascueña escribió parte de sus famosas fabulas Tomas de Iriarte, estudió el notable y erudito D. Fermín Caballero, hijos del pueblo fueron los Obispos D. Odón (de Cuenca) y D. Fray Julián de Gascueña (de Jaca y de Ávila), D. Bernardino Roxo Capellán Mayor de los Exercitos, el escritor D. Ramón de la Cruz Cano y Olmedilla, el escultor Fausto Culebras

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